sábado, 18 de abril de 2009



Resumen de Cáncer de mama (I)

Carmen Castañón López, Andrés García Palomo, A. Rodríguez Sánchez

Cáncer de mama (I) A García Palomoa Á Rodríguez Sáncheza P Diz Taina C Castañón Lópeza aServicio de Oncología Médica. Hospital de León. León.

Epidemiología. El cáncer de mama es la enfermedad neoplásica más frecuente de la mujer. La supervivencia global en Europa es del 65%.

Principales factores de riesgo. La etiología del cáncer de mama es desconocida, pero se han identificado numerosos factores de riesgo. La actividad estrogénica intrínseca y el uso de terapéutico de estrógenos son los factores más comúnmente implicados. Aunque en el 30% de los casos existe agregación familiar, sólo un pequeño porcentaje de estos responde a una causa genética transmisible conocida.

Mecanismos patogénicos. El cáncer suplanta los mecanismos intrínsecos de control de crecimiento y maduración del tejido normal, como resultado de una serie de alteraciones genéticas que confieren una ventaja evolutiva a la célula que la posee. Dichas alteraciones se producen en los oncogenes, en los genes supresores o en ambos.

Manifestaciones clínicas iniciales. Criterios de sospecha. Aunque la manifestación clínica inicial es la masa palpable, la forma más frecuente de diagnóstico actualmente es la anormalidad radiológica, gracias al uso de la mamografía como técnica de detección precoz.

Historia natural. La historia natural del cáncer de mama se caracteriza por su gran heterogeneidad, fruto de unos tiempos de doblaje muy diferentes de una neoplasia a otra, reflejo de la naturaleza policlonal de la enfermedad.

Complicaciones. La afectación ganglionar regional y la enfermedad a distancia, sobre todo en hueso, pulmón e hígado, son las complicaciones más frecuentes de la enfermedad.

Estrategias diagnósticas. Los dos pilares del diagnóstico de un cáncer de mama son la mamografía, como técnica inicial y la biopsia de las lesiones radiológicamente sospechosas, según la clasificación BI-RADS.

Estadificación. La estadificación permite clasificar el cáncer de mama desde un punto de vista pronóstico y, por tanto, con implicaciones terapéuticas.

Resumen de Cáncer de útero

Jesús García Mata, M.D López, J. García Gómez, M.E. Pérez López

PUNTOS CLAVE Epidemiología. Cáncer ginecológico más frecuente. Cuarta causa de muerte por cáncer en la mujer. El adenocarcinoma endometrioide es la forma histológica más frecuente.

Principales factores etiológicos. El exceso de estimulación estrogénica se reconoce como el principal factor desencadenante y de desarrollo tumoral.

Manifestaciones clínicas y diagnóstico. La manifestación clínica más frecuente es el sangrado vaginal. En su crecimiento local afectará al resto del aparato genital y órganos pélvicos. Las metástasis a distancia suelen asentar en pulmón, hígado y hueso ¿ Las pruebas a realizar incluyen la ecografía transvaginal, la histeroscopia y el legrado endocervical y posterior biopsia uterina ¿ El estudio de extensión incluirá radiología simple torácica, tomografía computadorizada o resonancia magnética abdominal, pélvica.

Estadificación. Tiene vigencia la propuesta por la FIGO y actualizada por la UICC.

Tratamiento quirúrgico. Es el tratamiento de elección. Se realizará histerectomía total y salpingooforectomía bilateral.

Tratamiento radioterápico. No se indicará de forma adyuvante. Puede administrarse mediante dispositivos endocavitarios o bien mediante dispositivos externos (aceleradores).

Tratamiento sistémico. La hormonoterapia se indica en enfermedad metastásica. Tiene un índice de respuestas alrededor de 30%-40% en pacientes con receptores hormonales positivos * Los agentes citotóxicos más activos incluyen la doxorrubicina y el cisplatino. Su uso se indica en cáncer metastásico hormonoindependiente u hormonorrefractario. Tiene unos índices de respuesta en monoterapia de 20%-40%.

Resumen de Cáncer de riñón

R. Molina Villaverde, J.L. López González, F. Navarro Expósito, Melchor Álvarez de Mon Soto

PUNTOS CLAVE Epidemiología. El carcinoma renal (CR) supone el 3% de los tumores sólidos y es responsable del 2% de la mortalidad por cáncer, ya que en la mitad de los casos se presenta como enfermedad avanzada o metastásica. Es más frecuente en varones, de raza blanca y con pico máximo de incidencia a los 60 años.

Factores predisponentes. Algunas anomalías cromosómicas, el tabaco, factores dietéticos y obesidad, el abuso crónico de fenacetina, tóxicos industriales y la enfermedad quística adquirida se han implicado en el desarrollo de CR.

Patología. La variante histológica más frecuente es el adenocarcinoma de células claras.

Clínica. Las manifestaciones locales son la hematuria, dolor en flanco y masa palpable y hasta el 30% de los casos con diversos síndromes paraneoplásicos.

Diagnóstico. Además de las alteraciones analíticas son básicas las pruebas de imagen: ecografía, TAC/RM y gammagrafía.

Tratamiento. La nefrectomía radical en los estadios iniciales es la única terapia curativa. La radioterapia y la quimioterapia tienen escasa eficacia en el CR. La inmunoterapia con interferón alfa e interleucina-2 es útil en el CR metastásico y con menor experiencia vacunas tumorales y factores antiangiogénicos como talidomida y bevacizumab.



Resumen de Cáncer de pulmón no microcítico


M. Noguer Mediavilla, A. Sabino Alvarez, A. Fernández-Freire


PUNTOS CLAVE Epidemiología. El cáncer de pulmón es la principal causa de muerte por neoplasia en los países occidentales. Del total de los cánceres de pulmón, la mayoría (el 80%) lo constituye el cáncer de pulmón no microcítico (carcinoma no de células pequeñas o CPNCP) y el resto (20%) el cáncer de pulmón microcítico (de células pequeñas o tipo "oat-cell").


Etiopatogenia. El tabaco es el agente carcinógeno más frecuentemente relacionado con el cáncer de pulmón. El riesgo de padecer cáncer de pulmón de cualquier tipo histológico es mayor entre los fumadores, pero el tabaco está más relacionado con el carcinoma epidermoide y con el carcinoma microcítico o de células pequeñas.


Clínica y diagnóstico. Las manifestaciones clínicas iniciales y los criterios de sospecha diagnóstica pueden estar relacionados con la afectación locorregional (tos, dolor torácico, disnea, hemoptisis, neumonitis y derrame pleural entre otros), con la presencia de metástasis (hepatomegalia, dolores óseos, trastornos neurológicos, etc.) o con manifestaciones paraneoplásicas (pérdida de peso, osteoartropatía hipertrófica néumica, alteraciones dermatológicas, hipercalcemia, etc.).


Estadificación. Es fundamental la estadificación según el sistema TNM, ya que la estrategia terapéutica va a venir marcada por el estadio de la neoplasia.


Tratamiento. La cirugía es la piedra angular del tratamiento en los estadios I y II. En los estadios IIIA y IIIB cada día cobran más importancia los tratamientos combinados con cirugía, quimioterapia y radioterapia según el caso en cuestión. En la enfermedad metastásica o estadio IV se deben de considerar la quimioterapia paliativa o bien el tratamiento de soporte exclusivo. La radioterapia paliativa sobre algunas localizaciones metastásicas puede ser de gran ayuda (metástasis óseas, cerebrales, etc.).

http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1253910&info=resumen&modo=popup



Resumen de Cáncer de estómago

María José Méndez Vidal, Enrique Aranda Aguilar, Rafael Morales Chamorro

PUNTOS CLAVE Epidemiología. El carcinoma gástrico es la segunda causa de mortalidad por cáncer en el mundo * Es más frecuente en países subdesarrollados * El control de la infección por Helicobacter pylori ha favorecido un descenso en el número de carcinomas gástricos distales.

Factores etiológicos. El consumo de nitratos y conservas con salazón y ahumados se relaciona con una mayor incidencia de carcinoma gástrico, así como la infección por H. pylori.

Anatomía patológica. El 95% de los tumores del estómago son adenocarcinomas * El adenocarcinoma tipo difuso tiene una tendencia a diseminación y metastatización precoz.

Clínica. Los síntomas más precoces son dolor abdominal y pérdida de peso * La presencia de una úlcera gástrica que no cura con tratamiento médico debe hacernos sospechar un carcinoma gástrico.

Diagnóstico. La esofagogastroscopia con toma de biopsia es la principal exploración complementaria para el diagnóstico del carcinoma gástrico * La estadificación prequirúrgica se realiza con la TC toracoabdominal.

Factores pronósticos. El carcinoma gástrico proximal tiene peor pronóstico que el distal * El carcinoma gástrico tiene hasta un 80%-95% de recaídas locales y un 75% de recaídas a distancia * Los factores pronósticos con valor independiente son: estadio TNM y la afectación de márgenes quirúrgicos.

Prevención. No fumar y cambios en la dieta ayudarían a una disminución en la incidencia del carcinoma gástrico * El cribado con radiología de doble contraste y esofagogastroscopia con toma de biopsia no está indicado en España.

Tratamiento. La cirugía con intención curativa implica una linfadenectomía a nivel de D1 (D2 tiene un mayor índice de complicaciones y no mejora la supervivencia global) * Para una correcta estadificación es necesario examinar = 15 ganglios * La radioquimioterapia adyuvante ha demostrado beneficio en pacientes de alto riesgo de recaída.

sábado, 11 de abril de 2009


¿QUE ES EL CANCER DE PIEL?

El cáncer de piel no melanoma es el tipo más común de cáncer de piel. Se le llama no melanoma, porque este grupo de tumores cancerosos comprende todos los tipos de cáncer de la piel, excepto uno: el melanoma maligno, que es el cáncer que se desarrolla a partir de los melanocitos.

Causas

La exposición excesiva a la radiación ultravioleta (UV), cuya principal fuente es la luz solar. El grado de exposición a esta radiación depende de la intensidad de la luz, del tiempo de exposición, y de si la piel ha estado protegida. Las personas que viven en áreas donde están expuestas todo el año a una luz solar intensa tienen mayor riesgo.
Estar largo tiempo a la intemperie por motivos de trabajo o diversión sin protegerse con ropas adecuadas y protección solar aumenta el riesgo.

Las lámparas y cabinas bronceadoras son otras fuentes de radiación ultravioleta que pueden causar un mayor riesgo de desarrollar un cáncer de la piel no melanoma.

La exposición a ciertos productos químicos como el arsénico, la brea industrial, la hulla, la parafina y ciertos tipos de aceites.

La exposición a la radiación como la producida por la radioterapia.

Las lesiones o inflamaciones graves o prolongadas de la piel, como pueden ser las quemaduras graves, la piel que recubre el área donde se produjo una infección ósea grave, y la piel dañada por ciertas enfermedades inflamatorias.

El tratamiento de la psoriasis con psoralenos y luz ultravioleta administrados a algunos pacientes con psoriasis.

El xeroderma pigmentoso, una condición hereditaria muy poco frecuente, reduce la capacidad de la piel para reparar los daños que sufre el ADN como consecuencia de la exposición a la luz solar. Las personas que tienen este trastorno desarrollan un gran número de tumores cancerosos de la piel, a veces desde la infancia.

El síndrome del nevus de células basales es una condición congénita igualmente poco frecuente, que ocasiona múltiples tumores cancerosos de células basales. La mayoría de los casos, aunque no todos, son hereditarios.

Síntomas

Como parte de un examen de rutina relacionado con el cáncer, el médico examinará minuciosamente la piel del paciente. Pero es igualmente importante que el paciente se revise a sí mismo la piel, preferiblemente una vez al mes. Para ello, deberá conocer el aspecto de los lunares, las imperfecciones, las pecas y otras marcas que tenga en la piel para poder detectar cualquier cambio.
Se recomienda hacerse el autoexamen frente a un espejo de cuerpo entero. Para las áreas difíciles de ver puede usarse un espejo de mano. Deben examinarse todas las áreas, incluyendo las palmas de las manos y las plantas de los pies, la región lumbar y la parte posterior de las piernas.

El cáncer de la piel no melanoma puede tener el aspecto de diversas marcas en la piel. Las señales de aviso principales son la aparición de una nueva masa, una mancha o protuberancia que esté creciendo (en el transcurso de unos meses, o de 1 a 2 años), o bien una úlcera que no sane en un plazo de 3 meses.

Los carcinomas de células basales aparecen en forma de áreas de color rojo, planas y escamosas, o de pequeñas áreas cerosas, brillantes y translúcidas al relieve, que pueden sangrar con una lesión menor. Puede haber uno o más vasos sanguíneos irregulares visibles, o mostrar áreas de color azul, café o negro.

Los carcinomas de células escamosas pueden aparecer en forma de protuberancias crecientes, a menudo de superficie áspera, o planos como manchas rojizas de la piel que crecen lentamente. Estos dos tipos de cáncer de la piel no melanoma pueden desarrollarse en forma de área plana que sólo muestra leves cambios con respecto a la piel normal.

El sarcoma de Kaposi suele empezar como una pequeña área similar a un morado que se convierte en un tumor.

La micosis fungoide empieza como una erupción, a menudo en los glúteos, las caderas o la parte inferior del abdomen. Puede parecer una alergia de la piel u otro tipo de irritación de la misma.

Los tumores de los anexos se presentan como protuberancias dentro de la piel.

Los sarcomas de la piel se manifiestan como grandes masas debajo de la superficie de la misma.
Los tumores de células de Merkel suelen aparecer en forma de nódulos de color rojo púrpura, o de úlceras (llagas) localizadas en la cara, o, con menos frecuencia, en los brazos o las piernas.

Prevención

La forma más importante de reducir el riesgo de desarrollar un cáncer de la piel no melanoma es evitar exponerse sin protección a los rayos solares y a otras fuentes de luz ultravioleta. La manera más sencilla de evitar la exposición excesiva a la luz ultravioleta es mantenerse alejado del sol y a la sombra siempre que sea posible.
Esto resulta particularmente importante al mediodía, cuando la luz ultravioleta es más intensa.

Protegerse con ropa. incluyendo una camisa y un sombrero de ala ancha. Por lo general, las telas de tejido apretado ofrecen la mejor protección contra el sol. Unas gafas de sol que ofrezcan una buena cobertura, con un porcentaje de absorción de rayos ultravioleta de un 99% a un 100%, protegen de forma óptima los ojos y el área de piel alrededor de los mismos.

Las cremas de protección solar con un factor de protección de factor 15 o más deberán usarse en áreas de la piel expuestas al sol, particularmente cuando la luz solar es intensa. Las personas de piel clara y las que se queman con facilidad deben aplicarse la loción antisolar. Al aplicarse la loción, se deben seguir siempre las instrucciones. Para que ésta sea eficaz, debe aplicarse antes de exponerse al sol, y usarse en todas las áreas de piel expuestas a la luz solar.
Muchas lociones antisolares pierden eficacia cuando la persona suda o nada, y deben volverse a aplicar para que ofrezcan el máximo de protección. Se debe usar loción aunque el día esté brumoso o el cielo esté cubierto de nubes ligeras o poco compactas, ya que la luz ultravioleta puede atravesarlas.

No se deben usar cabinas bronceadoras. La exposición excesiva a la luz ultravioleta puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de la piel.

Tipos

Existen muchos tipos de cáncer de piel no melanoma, pero hay dos que son los más comunes: el carcinoma basocelular y el carcinoma de células escamosas.

El carcinoma basocelular (cáncer de células basales): Es un tumor de crecimiento lento. Es muy raro que un cáncer de células basales se extienda a partes distantes del cuerpo. No obstante, si un cáncer de células basales se deja sin tratar, puede extenderse a las áreas cercanas y afectar los huesos, así como otros tejidos de la piel. Después del tratamiento, el carcinoma basocelular puede reaparecer en el mismo lugar de la piel.

El carcinoma espinocelular (carcinoma de células escamosas): Se desarrolla en las capas superiores de la epidermis, y representa alrededor del 20% de todos los casos de cáncer de la piel. Con frecuencia aparece en áreas del cuerpo expuestas al sol, tales como la cara, las orejas, el cuello, los labios y el dorso de las manos. También se puede desarrollar en cicatrices o úlceras de la piel en otras partes del cuerpo.

Otros tipos de cáncer de piel no melanoma, menos comunes que los anteriores son:

El sarcoma de Kaposi: Se origina en la dermis, pero también puede formarse en los órganos internos. Suele desarrollarse en personas afectadas por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), o que sufren el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA).
Linfoma. La dermis contiene un número considerable de linfocitos (un tipo de células del sistema inmunológico). Cuando éstos se vuelven malignos, forman el linfoma. Aunque la mayoría de estos tipos de cáncer parecen originarse en los gánglios linfáticos o en los órganos internos, existen ciertos tipos de linfoma que se originan en la piel. El término médico “linfoma cutáneo primario” significa “linfoma que se ha originado en la piel”. El tipo de linfoma cutáneo primario más común es el linfoma cutáneo de células T, también llamado micosis fungoide.

Los sarcomas: Se desarrollan a partir de las células del tejido conectivo, por lo general en tejidos que se encuentran a gran profundidad debajo de la piel. Con mucha menos frecuencia, éstos pueden producirse en la dermis y el tejido subcutáneo de la piel. Existen varios tipos de sarcoma que pueden desarrollarse en la piel, incluyendo el dermatofibrosarcoma protuberans y el angiosarcoma.

El carcinoma de células de Merkel: Se desarrolla a partir de las células endocrinas de la piel. A menudo reaparecen después del tratamiento y se extienden a los ganglios linfáticos cercanos. También pueden propagarse a los órganos internos.
También existen los tumores benignos de la piel, la mayoría de los cuales no son cancerosos, y sólo en contadas ocasiones llegan a convertirse en cáncer.
Entre estos tumores se encuentran la mayoría de los tipos de lunares, las queratosis seborreicas (manchas con relieve, de color marrón, café o negro con una textura “cerosa” o una superficie áspera), los hemangiomas (tumores benignos de los vasos sanguíneos), los lipomas (tumores blandos de las células adiposas benignas) y las verrugas (tumores de superficie áspera causados por un virus).

Enfermedades Precancerosas

La queratosis actínica. Es una condición precancerosa de la piel causada por la exposición a los rayos solares. Son pequeñas manchas ásperas que pueden ser de color rojo, rosado o del color de la piel. Suelen desarrollarse en la cara, las orejas, el dorso de las manos y los brazos de personas de edad mediana o mayores que tienen la piel clara, aunque también pueden aparecer en otras áreas de la piel expuestas al sol.
Generalmente, las personas que tengan una queratosis actínica desarrollarán muchas más. Suelen crecen lentamente y no causan más síntomas o signos que las manchas de la piel. Es posible, pero no común, que las queratosis actínicas se conviertan en cáncer de células escamosas. También con frecuencia desaparecen por sí solas, pero pueden volver a aparecer.

El carcinoma de células escamosas in situ o Enfermedad de Bowen: Es la forma más precoz del cáncer de piel de células escamosas. Las células de este cáncer se encuentran completamente dentro de la epidermis, y no se han extendido a la dermis. Se manifiesta en forma de manchas rojizas. Comparada con las queratosis actínicas, las manchas del carcinoma de células escamosas in situ suelen ser mayores, a menudo de más de ½ centímetro, de un rojo más intenso y son más escamosas y ásperas.

Diagnóstico

Si existe algún motivo para sospechar que existe un cáncer de la piel, el médico empleará uno o más métodos para determinar si la enfermedad se encuentra realmente presente. El médico observará el tamaño, la forma, el color y la textura del área en cuestión, y si ésta sangra o se descama. Se examinará el resto del cuerpo para ver si tiene manchas o lunares que puedan estar relacionados con el cáncer de la piel. Es posible que sea necesario hacer otras preguntas u otros exámenes, dependiendo de su estado de salud, en particular.

Si el médico piensa que un área pudiera presentar un cáncer de la piel no melanoma, éste tomará una muestra de piel del área sospechosa para examinarla con un microscopio. Esto se llama una biopsia de piel. Para hacer esta prueba pueden utilizarse diferentes métodos. El método elegido depende del tipo de cáncer de la piel no melanoma, de la localización del mismo en el cuerpo y del tamaño del área afectada.

Tratamientos

La extirpación es el tratamiento más común de este tipo de lesiones, que puede completarse con la llamada cirugía de Mohs dependiendo de la localización o si la mancha tiene un tamaño considerable.
La escisión simple consiste en la extirpación del tumor y parte del tejido que lo rodea.

Cirugía de Mohs: Se elimina la capa de la piel afectada por el cáncer y más tarde extrae el tejido de alrededor comparando ambos mediante pruebas en el microscopio. * Criocirugía: Mediante nitrógeno líquido se congelan y destruyen las células cancerosas.

Cirugía mediante láser: Se utiliza en carcinomas muy superficiales sobre los que se aplica el rayo láser para vaporizar las células cancerosas.

Electrodesecación: el tumor se extrae raspando el tejido, y después se trata la zona donde se encontraba la mancha con una aguja eléctrica para destruir las células cancerosas que queden.

Quimioterapia: El medicamento que más frecuentemente se utiliza es el fluoracilo, que usado deforma tópica llega a las células más cercanas de la superficie de la piel por lo que se utilizará sólo para las condiciones premalignas. Este medicamento enrojece la zona donde se aplica, y la hace más sensible al sol, por lo que habrá que protegerla durante unas semanas del sol.

Radioterapia: Consiste en el empleo de como rayos X, para destruir las células cancerosas. El tratamiento dura unos minutos y no es doloroso sino que es algo parecido a una radiografía sólo que la radiación es mayor y está concentrada en la zona afectada. Se utiliza en aquellos pacientes que no pueden someterse a cirugía, como personas de edad muy avanzada pueden tener problemas para ser intervenidos quirúrgicamente.
Este tratamiento puede curar aquellos tipos de cáncer que se encuentre en estadios bajos. También puede utilizarse como complemento a la cirugía.


¿QUE ES EL CANCER DE CERVIX?

El cérvix es la parte inferior del útero o matriz y se conoce comúnmente como cuello de la matriz. El cérvix tiene un papel muy importante en el mantenimiento de un embarazo normal. El cáncer de cérvix constituye el 6 por ciento de los tumores malignos en mujeres. Existen principalmente dos tipos de cáncer de cérvix: carcinoma escamoso en el 90 por ciento de los casos y adenocarcinoma en el 10 por ciento.

Causas

Existen algunos factores que se han relacionado con la incidencia del cáncer de cérvix. El factor de riesgo más importante en el desarrollo de lesiones premalignas (CIN) o cáncer de cérvix es la infección por papilomavirus, especialmente los tipos 16 y 18. Otros factores son:

El consumo de tabaco.
La promiscuidad sexual.
Edad precoz de inicio de relaciones sexuales.
Número de hijos elevado.
Bajo nivel socioeconómico.

Por ello, se recomienda habitualmente la realización del test de Papanicolaou cuando la mujer comienza a mantener relaciones sexuales, de manera anual en mujeres de alto riesgo y en mujeres de bajo riesgo, después de 2-3 revisiones normales, se pueden realizar cada 3 años.

Síntomas

Los programas de detección precoz permiten diagnosticarlo en mujeres asintomáticas. Habitualmente el primer síntoma de cáncer de cérvix es el sangrado postcoital o entre dos menstruaciones. También puede ir acompañado de un aumento en las secreciones vaginales, que se hacen malolientes.

Diagnóstico

El diagnóstico se realiza con una biopsia del cérvix, que se realiza durante el examen ginecológico.
Tratamientos

El tratamiento del cáncer de cérvix depende del tamaño del tumor y del estadio en que se encuentre la enfermedad: si está localizado sólo en el cérvix o se extiende a ganglios u otros órganos de la pelvis como la vejiga o el recto. En tumores diagnosticados de manera precoz y pequeños el tratamiento puede ser opcional: cirugía con realización de histerectomía radical o radioterapia. En estadios avanzados, el tratamiento es radioterapia y quimioterapia utilizados ambos de manera simultánea.



¿QUES EL CANCER DE PULMON?

Los pulmones son un par de órganos que dan oxígeno al cuerpo y expulsan el dióxido de carbono, un producto de desecho producido por las células del cuerpo. Los bronquios, por su parte, son unos tubos a través de los cuales llega el aire inspirado desde la boca a los pulmones; se dividen en otros tubos cada vez más pequeños, denominados bronquiolos), hasta formar los alveolos que es dónde se produce el intercambio de gases con la sangre venosa. El cáncer de pulmón se produce por el crecimiento exagerado de células malignas en este órgano, y que si no se diagnostica a tiempo puede desplazarse hacia otros órganos del cuerpo.

Causas

Tabaco. Es la principal causa. El humo de tabaco, con su elevada concentración de carcinógenos, va a parar directamente al aire y es inhalado tanto por los fumadores como por los no fumadores. Dejar de fumar también reduce de manera significativa el riesgo de contraer otras enfermedades relacionadas con el tabaco, como las enfermedades del corazón, el enfisema y la bronquitis crónica.

Efectos del radón. El radón es un gas radiactivo que se halla en las rocas y en el suelo de la tierra, formado por la descomposición natural del radio. Al ser invisible e inodoro, la única manera de determinar si uno está expuesto al gas es medir sus niveles. Además, la exposición al radón combinada con el cigarrillo aumenta significativamente el riesgo de contraer cáncer de pulmón. Por lo tanto, para los fumadores, la exposición al radón supone un riesgo todavía mayor.

Exposición a carcinógenos. El amianto es tal vez la más conocida de las sustancias industriales relacionadas con el cáncer de pulmón, pero hay muchas otras: uranio, arsénico, ciertos productos derivados del petróleo, etc.

Predisposición genética. Se sabe que el cáncer puede estar causado por mutaciones (cambios) del ADN, que activan oncogenes o los hacen inactivos a los genes supresores de tumores. Algunas personas heredan mutaciones del ADN de sus padres, lo que aumenta en gran medida el riesgo de desarrollar cáncer.

Agentes causantes de cáncer en el trabajo. Entre las personas con riesgo se encuentran los mineros que inhalan minerales radiactivos, como el uranio, y los trabajadores expuestos a productos químicos como el arsénico, el cloruro de vinilo, los cromatos de níquel, los productos derivados del carbón, el gas de mostaza y los éteres clorometílicos.

Marihuana. Los cigarrillos de marihuana contienen más alquitrán que los de tabaco. Igualmente, el humo se inhala profundamente y se retiene en los pulmones por largo tiempo. Además, los cigarrillos de marihuana se fuman hasta el final, donde el contenido de alquitrán es mayor.
Inflamación recurrente. La tuberculosis y algunos tipos de neumonía a menudo dejan cicatrices en el pulmón. Estas cicatrices aumentan el riesgo de que la persona desarrolle el tipo de cáncer de pulmón llamado adenocarcinoma.

Polvo de talco. Algunos estudios llevados a cabo en mineros y molineros de talco sugieren que éstos tienen un mayor riesgo de desarrollar dicha enfermedad debido a la exposición de los mismos al talco de calidad industrial. Este polvo, en su forma natural, puede contener amianto.

Otros tipos de exposición a minerales Las personas con silicosis y beriliosis (enfermedades pulmonares causadas por la inhalación de ciertos minerales) también tienen un mayor riesgo de padecer de cáncer de pulmón.
Exceso o deficiencia de vitamina A. Las personas que no reciben suficiente vitamina A tienen un mayor riesgo de padecer de cáncer de pulmón. Por otra parte, tomar demasiada vitamina A también puede aumentar el riesgo de desarrollar un cáncer de pulmón.

Contaminación del aire. En algunas ciudades, la contaminación del aire puede aumentar ligeramente el riesgo del cáncer de pulmón. Este riesgo es mucho menor que el causado por el hábito de fumar.

Síntomas

Personas que lo padecen
Personas mayores de cincuenta años de edad que han fumado cigarrillos durante muchos años.
La incidencia de cáncer de pulmón entre las mujeres en general ha aumentado, lo cual puede atribuirse claramente al aumento del número de mujeres que fuman.
Síntomas
Tos o dolor en el tórax que no desaparece y que puede ir acompañada de expectoración.
Un silbido en la respiración, falta de aliento.
Tos o esputos con sangre.
Ronquera o hinchazón en la cara y el cuello.
Diseña o sensación de falta de aire

Prevención

La principal forma de prevenir el cáncer de pulmón es dejar de fumar o evitar el humo del tabaco, en el caso de no fumadores. También es importante evitar los posibles productos cancerígenos que puedan haber en el ambiente habitual (trabajo y hogar).

Tipos
Según la apariencia de las células al ser examinadas a través del microscopio, los cánceres de pulmón pueden dividirse en dos tipos:
Cáncer de pulmón de células no pequeñas. Se asocia con el haber fumado anteriormente, haber convivido con un fumador o fumadores o haber estado expuesto al radón. Los tipos principales de cáncer de pulmón de células no pequeñas reciben su nombre dependiendo del tipo de células encontradas en el cáncer: carcinoma escamocelular (también llamado carcinoma epidermoide), adenocarcinomas, carcinoma de células grandes, carcinoma adenoescamoso y carcinoma no diferenciado.
Cáncer de pulmón de células pequeñas. Se encuentra en personas que fuman o solían fumar cigarrillos.

Diagnóstico

Debido a que los síntomas del cáncer de pulmón a menudo no se manifiestan hasta que la enfermedad está avanzada, solamente un 15 por ciento de los casos se detectan en sus etapas iniciales. Muchos casos de cáncer de pulmón en etapa precoz se diagnostican accidentalmente, lo que significa que se detectan como resultado de pruebas médicas que se llevan a cabo debido a otro problema de salud no relacionado.

Una biopsia del tejido del pulmón sirve para confirmar o desmentir un posible diagnóstico de cáncer, además de proporcionar información valiosa para determinar el tratamiento adecuado. Si finalmente se detecta un cáncer de pulmón, se realizarán pruebas adicionales para determinar hasta qué punto se ha propagado la enfermedad, entre ellas:

Historial clínico y examen físico: En el historial clínico se registran los factores de riesgo y los síntomas que presenta el paciente. El examen físico proporciona información acerca de los indicios del cáncer de pulmón y otros problemas de salud.

Estudios radiológicos: Estos estudios utilizan rayos X, campos magnéticos, ondas sonoras o sustancias radiactivas para crear imágenes del interior del cuerpo. Con frecuencia se utilizan varios estudios radiológicos para detectar el cáncer de pulmón y determinar la parte del cuerpo adonde haya podido propagarse. Se lleva a cabo una radiografía de tórax para ver si existe alguna masa o mancha en los pulmones.

La tomografía computarizada (TC): Da información más precisa acerca del tamaño, la forma y la posición de un tumor, y puede ayudar a detectar ganglios linfáticos aumentados de tamaño que podrían contener un cáncer procedente del pulmón. Las tomografías computerizadas son más sensibles que las radiografías de tórax de rutina para detectar los tumores cancerosos en etapa inicial.

Los exámenes de imágenes por resonancia magnética (RM): Utilizan poderosos imanes, ondas radiales y modernos ordenadores para tomar imágenes transversales detalladas. Estas imágenes son similares a las que se producen con la tomografía computerizada, pero son aún más precisas para detectar la propagación del cáncer de pulmón al cerebro o a la médula espinal.

La tomografía por emisión de positrones (PET): Utiliza un indicador radiactivo sensible de baja dosis que se acumula en los tejidos cancerosos. Las tomografías óseas requieren la inyección de una pequeña cantidad de sustancia radiactiva en una vena. Esta sustancia se acumula en áreas anormales del hueso que puedan ser consecuencia de la propagación del cáncer.

Citología de esputo: Se examina al microscopio una muestra de flema para ver si contiene células cancerosas. * Biopsia con aguja: Se introduce una aguja en la masa mientras se visualizan los pulmones en un tomógrafo computerizado. Después se extrae una muestra de la masa y se observa por medio de un microscopio para ver si contiene células cancerosas.

Broncoscopia: Se introduce un tubo flexible iluminado a través de la boca hasta los bronquios . Este procedimiento puede ayudar a encontrar tumores localizados centralmente u obstrucciones en los pulmones. También puede utilizarse para hacer biopsias o extraer líquidos que se examinarán con el microscopio para ver si contienen células cancerosas.

Mediastinoscopia: Se hace un corte pequeño en el cuello y se introduce un tubo iluminado detrás del esternón. Pueden utilizarse instrumentos especiales que se manejan a través de este tubo para tomar una muestra de tejido de los ganglios linfáticos mediastínicos (a lo largo de la tráquea y de las áreas de los principales tubos bronquiales). La observación de las muestras con un microscopio puede mostrar si existen células cancerosas.

Biopsia de médula ósea: Se utiliza una aguja para extraer un núcleo cilíndrico del hueso de aproximadamente 1,5 milímetros de ancho y 2,5 centímetros de largo. Por lo general, la muestra se toma de la parte posterior del hueso de la cadera y se estudia con el microscopio para ver si existen células cancerosas.

Pruebas de sangre: A menudo se llevan a cabo ciertos análisis de sangre para ayudar a detectar si el cáncer de pulmón se ha extendido al hígado o a los huesos, así como para diagnosticar ciertos síndromes paraneoplásicos.

Tratamientos

El pronóstico y la elección de tratamiento dependerán de la etapa de extensión en que se encuentra el cáncer, del tamaño del tumor o el tipo de cáncer de pulmón.
La cirugía consiste en la extirpación del tumor y algunos tejidos de la zona circundante y suele utilizarse en los primeros estadíos de la enfermedad
La quimioterapia consiste en el uso de medicamentos para eliminar las células cancerosas.
La radioterapia consiste en el uso de rayos X de alta energía para eliminar células cancerosas y reducir el tamaño del tumor.

Otros datos

El médico necesita saber la etapa en que se encuentra el cáncer para poder planificar el tratamiento adecuado.

La clasificación del cáncer de pulmón de células no pequeñas pasa por las siguientes etapas:
Etapa oculta. Se encuentran células cancerosas en el esputo, pero no se puede encontrar ningún tumor en el pulmón.

Etapa 0. El cáncer se encuentra localizado en una sola área, en algunas capas celulares únicamente y no presenta crecimiento a través del recubrimiento superior del pulmón. Otro término para referirse a este tipo de cáncer de pulmón es el de "carcinoma in situ".

Etapa I. El cáncer se encuentra únicamente en el pulmón y está rodeado por tejido normal.
Etapa II El cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos cercanos.

Etapa III. El cáncer se ha extendido a la pared torácica o al diafragma cerca del pulmón; o el cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos en el área que separa los dos pulmones (mediastino); o a los ganglios linfáticos al otro lado del tórax, o a los del cuello.

Etapa IV. El cáncer se ha diseminado a otras partes del cuerpo.
Recurrente El cáncer ha reaparecido después de haber recibido tratamiento.

En la clasificación del cáncer de pulmón de células pequeñas se habla de las etapas que siguen a continuación:

Etapa limitada El cáncer se encuentra sólo en un pulmón y en los ganglios linfáticos cercanos.

Etapa extensa El cáncer se ha diseminado fuera del pulmón donde se originó a otros tejidos del tórax o a otras partes del cuerpo.

Etapa recurrente. La enfermedad ha vuelto a aparecer después de haber sido tratada, ya sea en los pulmones o en otra parte del cuerpo.

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¿QUE ES EL CANCER DE COLON?

El cáncer de colon es una enfermedad en la que las células malignas se localizan en la porción intermedia y más larga del intestino grueso. Es un tipo de cáncer bastante común en muchos países, pero también resulta fácil de detectar, tiene un alto grado de curación y tarda mucho en desarrollarse. El colon, junto con el recto (porción final del intestino grueso), es el lugar donde se almacenan las heces antes de ser expulsadas al exterior a través del ano. Al encargarse de esta labor, acumula sustancias de desecho, por lo que es un lugar propicio para la aparición de un cáncer. Por eso es importante reducir el tiempo de acumulación al mínimo, adoptando una dieta equilibrada que facilite el tránsito intestinal al máximo.

Causas
Edad. La mayor parte de los casos de cáncer de colon se presenta en pacientes mayores de 50 años.

Dieta. El cáncer de colon parece estar asociado a dietas ricas en grasas y pobres en fibra. En este sentido, actualmente se están llevando a cabo numerosas investigaciones.

Herencia. En el cáncer de colon desempeña un importante papel la herencia familiar, ya que existe la posibilidad de que se transmita hereditariamente y predisponga a la persona a sufrir la enfermedad. Sin embargo, esto puede detectarse y el cáncer tratarse de manera precoz.

Historial médico. Se ha demostrado que quienes tienen una mayor predisposición a padecer esta enfermedad son las personas que tienen o han tenido: pólipos (crecimiento benigno) de colon o recto; Colitis ulcerosa (inflamación o ulceración del colon); Cáncer como mama, útero u ovario.
Parientes que también han sufrido de cáncer de colon
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Estilo de vida. Existen ciertos factores que dependen del estilo de vida y que predisponen a la aparición del cáncer de colon, como, por ejemplo, la obesidad, la vida sedentaria y el tabaquismo.

Síntomas
El cáncer de colon tiene una larga evolución. Empieza con la formación de un pólipo (bulto que se forma junto a alguna membrana corporal) de carácter benigno. Las molestias más frecuentes aparecen en la fase avanzada de la enfermedad y pueden ser las siguientes:
Cambios en los ritmos intestinales.
Diarrea o sensación de tener el vientre lleno.
Estreñimiento.
Sangre en las heces.
Cambios en la consistencia de las heces.
Dolor o molestia abdominal.
Pérdida de peso sin causa aparente.
Pérdida del apetito.
Cansancio constante.
Vómitos.

Prevención
La investigación en este campo ha demostrado que algunos tipos de cáncer de colon se originan a partir de pólipos (pequeños bultos benignos). La detección precoz y extracción de estos pólipos puede ayudar a prevenir la aparición de la enfermedad. Una de las causas de la aparición de cáncer de colon es la predisposición genética debida a alteraciones en algunos genes por lo tanto, los individuos con familiares que son o han sido afectados por la enfermedad deben acudir a exámenes médicos periódicamente. Algunos hábitos poco saludables también podrían ser la causa de la aparición de la enfermedad, de manera que seguir los siguientes consejos puede resultar muy beneficioso:
No abusar del alcohol ni el tabaco.
Controlar la obesidad.Se debe evitar el sobrepeso y el exceso de calorías en la dieta.
Mantener una actividad física adecuada a la edad.
Realizar ejercicio físico de manera regular.
En cuanto a la alimentación, seguir una dieta equilibrada constituye un importante factor preventivo. Es aconsejable, por tanto, seguir las siguientes recomendaciones:
No abusar de comidas ricas en grasas.
Disminuir el consumo de grasas de manera que no superen el 20% del total de calorías de la dieta.
Consumir preferentemente grasas monoinsaturadas (aceite de oliva) y poliinsaturadas (aceite de pescado).
Disminuir el consumo de carnes rojas.
Aumentar el consumo de pescado y pollo.
Incorporar a la dieta alimentos ricos en fibra. Tomar una cantidad de fibra de al menos 25 gramos diarios, en forma de cereales y pan integral.
Aumentar la ingesta de frutas y verduras. Consumir cantidades óptimas de frutas y vegetales, especialmente del género Brassica (coliflor, coles de Bruselas, bróculi), así como de legumbres.

Diagnóstico
El cáncer de colon tiene unas expectativas muy positivas si se detecta precozmente. El médico informa a la persona afectada sobre el estado de la enfermedad, su tratamiento, los efectos secundarios del mismo y dónde encontrar asociaciones de apoyo. Para detectar un cáncer de colon se utilizan varias técnicas, como las que se describen a continuación:

Tacto rectal. Es una exploración física que el médico realiza introduciendo un dedo en el ano para detectar anomalías en la parte inferior del aparato digestivo, como, por ejemplo, sangre, bultos anormales o si el paciente siente dolor.

Sigmoidoscopia. Es una exploración que consiste en introducir por el ano un tubo que transmite luz e imagen, y que se llama endoscopio. Con él se puede examinar el recto y la parte final del colon (unos 60 cm), y detectar algunos de los pólipos que pudiera haber allí.
Colonoscopia. Es una exploración similar a la sigmoidoscopia, pero el tubo utilizado es más largo y permite recorrer todo el colon. Facilita la toma de muestras de tejido (biopsia) en áreas en las que se sospecha que pudiera haber algún tumor, y después se realiza un estudio con un microscópico. Normalmente se realiza con anestesia y el riesgo de que surjan complicaciones es muy bajo.

Estudio genético. Si existen antecedentes familiares o se sospecha de la posibilidad de un cáncer hereditario, es aconsejable realizar un estudio genético para detectar anomalías. En caso de existir alteraciones genéticas en la familia, se deben iniciar las exploraciones de colon y recto a una edad temprana (20 años) y continuarlas periódicamente.

Prueba de sangre oculta en heces (SOH). También se la conoce con sus siglas en inglés: FOBT, y consiste en una prueba para detectar sangre en las heces. Se ha demostrado que esta prueba reduce la probabilidad de muerte por cáncer de colon.
Enema de bario con doble contraste. Consiste en una serie de radiografías del colon y el recto que se toman después de que al paciente se le haya aplicado un enema (lavativa) con una solución blanca calcárea que contiene bario para mostrar radiológicamente con detalle el colon y el recto.

Tratamientos
Entre los tratamientos que se siguen comúnmente están: la cirugía o extirpación de la zona afectada, la radioterapia o aplicación de rayos de alta energía con la finalidad de destruir las células malignas, la quimioterapia o administración de fármacos que destruyen las células cancerosas y la inmunoterapia o estimulación del propio sistema defensivo del paciente para que sea éste el que elimine las células dañinas. Aunque estos tratamientos no deberían acarrear graves trastornos, ninguno de ellos está exento de efectos secundarios, que pueden ser más o menos graves según el paciente.

Cirugía: Mediante una operación en quirófano, se extrae la parte afectada por el cáncer. Se practica en todas las etapas de extensión de la enfermedad, pero cuando se trata de tumores en fase inicial se puede extraer un pólipo mediante el colonoscopio para examinarlo. Según los resultados, se extirpará el cáncer y una parte circundante de tejido sano, y luego se limpian los ganglios de la zona. Otra posibilidad es realizar una apertura desde el colon hacia el exterior (colostomía), en cuyo caso la persona tendrá que usar una bolsa especial de uso externo donde se recogerán las heces. La colostomía puede ser transitoria o permanente.

Radioterapia. Consiste en aplicar rayos de alta energía sobre la zona afectada, con el fin de destruir las células cancerosas. Sólo afecta a la zona en tratamiento, y puede aplicarse antes de la cirugía (para reducir el tumor y poder extraerlo más fácilmente), o después de la cirugía (para terminar de destruir las células cancerosas que pudieran haber quedado).

Quimioterapia. Consiste en la administración de fármacos que destruyen las células cancerosas. Se realiza insertando un tubo en una vena (catéter), e inyectando los fármacos a través de un sistema de bombeo. Suele administrarse tras la operación quirúrgica.
Inmunoterapia. Consiste en estimular o restaurar las propias defensas inmunitarias del organismo. Para ello se emplean productos naturales o fabricados en el laboratorio.

Otros datos
Los efectos secundarios varían según el tratamiento, pero la mayoría son temporales. El paciente debe informar al médico sobre los que puedan aparecer.
La cirugía puede provocar dolor y debilidad en la zona afectada y diarrea temporal. Y si ha sido necesario practicar una colostomía, puede producirse una irritación de la piel alrededor de la apertura realizada.
La quimioterapia, por su parte, afecta tanto a células cancerosas como normales y puede producir:
- Náuseas
- vómitos
- Caída del cabello (aunque éste siempre vuelve a crecer)
- Diarrea
- Fatiga.

La inmunoterapia puede provocar síntomas parecidos a la gripe, como fiebre, escalofríos, debilidad y náuseas. Control y seguimiento del cáncer de colon
Después de recibir tratamiento, hay que realizar algunas actividades de seguimiento importantes que pueden ayudar al paciente a hacer frente a su situación.

Atención de seguimiento. Después de finalizado el tratamiento y durante años, se realizan exámenes periódicos, muy importantes para el paciente ya que pueden detectar la reaparición del cáncer. Las pruebas de seguimiento incluyen un cuidadoso examen físico general y un examen rectal más específico, una colonoscopia y análisis de sangre para marcadores tumorales como el antígeno carcinoembrionario (CEA). Si los síntomas o los resultados de las pruebas comunes sugieren una reaparición del cáncer, también pueden hacerse radiografías de tórax, tomografías computerizadas y pruebas de imágenes por resonancia magnética. Ante cualquier síntoma nuevo o persistente, se debe consultar con el médico de inmediato.

Marcadores tumorales. El antígeno carcinoembrionario (CEA) es una sustancia que se encuentra en la sangre de algunas personas con cáncer de colon. La prueba de sangre del antígeno carcinoembrionario se usa con más frecuencia con otras pruebas para el seguimiento de pacientes que ya han tenido cáncer y han recibido tratamiento. Esta prueba puede alertar precozmente de la reaparición de un cáncer. El antígeno carcinoembrionario puede estar presente en la sangre de algunas personas que no tengan cáncer de colon. El fumar también puede aumentar los niveles de éste antígeno. Por eso, no puede considerarse como una prueba específica para detectar cáncer de colon.

Para pacientes con colostomías. Para tratar el cáncer de colon se requieren actualmente pocas colostomías permanentes. La mayoría de éstas se llevan a cabo debido a tumores que se encuentran cerca del extremo o inferior del recto. Si el paciente ha tenido una colostomía, el seguimiento es importante. Es posible que se sienta preocupado o aislado de las actividades normales. Un terapeuta especializado en colostomías puede enseñar al paciente a atender su colostomía.

Etapas de la enfermedad Una vez se ha detectado el cáncer de colon, hay que hacer una serie de pruebas para determinar si las células cancerosas se han extendido a otras partes del cuerpo.
La enfermedad se clasifica por etapas, y el médico necesita saber en cuál de ellas se encuentra el cáncer para planificar el tratamiento adecuado.
Etapa 0 o carcinoma in situ: En esta etapa temprana, el cáncer se encuentra en la capa más superficial del colon.

Etapa I: El cáncer se ha diseminado a la segunda y tercera capas, pero no ha alcanzado todavía la parte más profunda del intestino y mide menos de 2 cm.

Etapa II: El cáncer se ha extendido a la capa más profunda del colon, pero no a los ganglios linfáticos, que, repartidos por todo el cuerpo, producen y almacenan células capaces de combatir las infecciones. El tumor mide más de 2 cm de diámetro.

Etapa III: El cáncer se ha extendido ya a los ganglios linfáticos, pero no a otros órganos.

Etapa IV: El cáncer ha llegado a otros órganos del cuerpo (principalmente tiende a invadir el hígado y los pulmones).

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¿QUE ES EL CANCER DE MAMA?

Las mamas o senos se componen de grasa, tejido conectivo y glandular. En este tejido se encuentran las glándulas productoras de leche de las que nacen unos 15 ó 20 conductos mamario, para transportar la leche hasta el pezón, rodeado por la areola. Estos lobulillos y conductos se encuentran en el estroma, un tejido adiposo, en el que también están los vasos sanguíneos y linfáticos. Los tejidos mamarios están conectados, además, con un grupo de ganglios linfáticos, localizados en la axila. Estos ganglios son claves para el diagnóstico del cáncer de mama, puesto que las células cancerosas se extienden a otras zonas del organismo a través del sistema linfático. Cuando se habla de ganglio centinela se alude, precisamente, al ganglio más cercano al lugar donde se localiza el cáncer.

Síntomas
Diversas investigaciones han encontrado un grupo de factores de riesgo, o circunstancias, que hacen a una persona más propensa para desarrollar el tumor.

Edad: el riesgo aumenta con la edad. La mayoría de cánceres de mama se produce sobre los 50 años; a los 60 el riesgo es más elevado y resulta muy poco frecuente por debajo de los 35 años, aunque también es posible.

Sexo: las mujeres son las más propensas a desarrollar cáncer de mama. Los hombres también pueden sufrirlo, pero la probabilidad es de uno por cada cien mujeres.
Antecedentes familiares: las posibilidades aumentan si una hermana, madre o hija ha sufrido esta enfermedad. Además este riesgo se eleva si el familiar que ha padecido cáncer lo ha hecho antes de la menopausia, o si ha afectado a los dos senos.

Haber sufrido otro cáncer: el riesgo de cáncer de mama aumenta si se ha sufrido previamente otro cáncer, especialmente de ovario o de colon, o un carcinoma lobular o ductal in situ (dos tipos de tumor maligno que aparecen en los lóbulos o en los conductos galactóforos de los senos, o conductos mamarios). Otro posible factor de riesgo es una hiperplasia benigna, una especie de tumor no maligno, que altera el tejido del seno.
Menopausia tardía (posterior a los 55 años)
No haber tenido hijos, o el primer parto a partir de los 30 años.

Factores medioambientales: se está investigando la posible influencia de pesticidas, campos electromagnéticos o contaminantes en agua y comida.

Estilo de vida: algunas investigaciones han hallado un posible vínculo entre el consumo de alcohol y el desarrollo de cáncer de mama.

Obesidad: A pesar de no tener ninguna constatación científica definitiva, muchos investigadores indican que seguir una dieta baja en grasas y rica en frutas y verduras, así como practicar ejercicio físico de forma regular pueden ayudar a prevenir la aparición del cáncer de mama.

Estrés: Una vida activa hasta límites excesivos no es conveniente ni beneficiosa. Llevar una vida estresante es nocivo para la salud y, en consecuencia, puede favorecer la aparición de enfermedades

THS: Ciertos investigadores indican que a partir de los 10 años con terapia hormonal sustitutiva (THS) puede aumentar el riesgo de cáncer, mientras que otros destacan que no importa durante cuánto tiempo se ha tomado en el pasado, puesto que el riesgo de cáncer existe entre las que siguen la terapia hormonal, no entre las que la siguieron en un pasado.

Prevención
La autoexploración y las mamografías son las herramientas más útiles para encontrar bultos sospechosos en los pechos. En general, la técnica de la mamografía facilita la detección de pequeños bultos, difíciles de predecir mediante la palpación de la mama. Este tipo de prueba debe repetirse anualmente a partir de los 45 años.

Tipos
No todos los bultos que aparecen en las mamas son un síntoma de cáncer. De hecho, nueve de cada diez bultos son benignos. Estos bultos no cancerosos pueden ser fibrosis o tumores de tejido conectivo y glandular, o bien, quistes o bolsas llenas de líquido. Los tumores benignos de mama (fibroadenomas) no constituyen un peligro para la vida y suelen tener fácil tratamiento. El principal tipo de cáncer de mama es el adenocarcinoma, que se produce en tejidos glandulares de cualquier parte del organismo.
Los tumores específicos del seno son:
Carcinoma ductal (localizado en los conductos). El carcicoma ductal in situ se encuadra en los conductos mamarios o galactóforos, a través de los cuales la leche llega hasta el pezón. Si no se trata, puede extenderse más allá de los conductos mamarios y originar metástasis. Por esto es muy importante detectar a tiempo su presencia, para evitar la progresión hacia el cáncer. Esta detección sólo puede realizarse a través de pruebas específicas, como una mamografía, puesto que el carcinoma in situ no suele producir ningún síntoma. El carcinoma ductal invasor, o infiltrante invade el tejido adiposo del seno, desde uno de los conductos. El carcinoma invasor es el más frecuente de los cánceres de mama; supone aproximadamente el 80 por ciento de todos los que se producen.
Carcinoma lobulillar o lobular. Dentro de este tipo se encuentra el carcinoma lobular in situ, también llamado neoplasia lobular. El carcinoma lobular invasor sigue el mismo proceso de filtración que el carcinoma ductal invasor hacia el tejido adiposo, pero desde los lobulillos.

Cáncer inflamatorio de mama: menos frecuente. Se trata de un cáncer bastante agresivo, que crece rápido. Se denomina inflamatorio porque las células cancerosas bloquean los vasos linfáticos y esto se manifiesta en la piel, que adquiere una apariencia gruesa y ahuecada, similar a la de una cáscara de naranja.

Otros tipos también poco frecuentes de cáncer de mama son el mucinoso o coloide, en el que las células cancerosas producen cierta mucosidad, y el medular, un tumor infiltrante, pero con mejor pronóstico que otros cánceres invasores.

Cáncer de Paget se propaga por la piel del pezón y de la areola. En este tipo de cáncer, la piel del pezón y de la areola aparece escamosa y rojiza, con ocasionales pérdidas de sangre. En ocasiones, la enfermedad de Paget puede estar asociada con un carcinoma in situ o infiltrante.

Diagnóstico
La mamografía es una prueba de imagen por rayos X que detecta la presencia del tumor en la mama, antes de que sea perceptible al tacto. Al ser el mejor método de detección, los especialistas recomiendan que todas las mujeres se realicen esta prueba cada año, a partir de los 50-55 años. Estas pruebas pueden completarse con otras más específicas, para detectar la gravedad del cáncer, tales como una resonancia magnética (RM), una ultrasonografía, o una biopsia, en la que se toma parte del tejido afectado para analizar en el laboratorio las características de las células cancerosas.

Tratamientos
Existen varios tipos de tratamiento que pueden emplearse en un cáncer de mama. La terapia que se aplique depende de muchos factores, entre los que se incluye el estadio o etapa en que se encuentre el tumor, si hay o no metástasis, el tamaño del cáncer y también de cómo sean las células cancerosas. Con la clasificación realizada por los médicos se establecen el tamaño del tumor, los ganglios linfáticos afectados y el grado de metástasis o propagación a otros órganos, si es que hay. La más utilizada es el sistema TNM, creada por el Comité Conjunto Americano del Cáncer. Cada letra alude a una característica, que se define con un número:

T (tamaño), seguido de un número del 0 al 4, se refiere al tamaño del tumor, cuanto más grande es el cáncer, mayor es el número.

N (nódulos), del 0 al 3, hace alusión a los ganglios linfáticos que se encuentran afectados por las células cancerosas.

M (metástasis) seguida de un 0 ó 1, indica si el cáncer se ha extendido (1) o no (0) a otros órganos.

En las etapas primeras del cáncer, se recurre a la cirugía para extirpar el tumor, aunque a menudo el abordaje quirúrgico se complementa con radioterapia para eliminar las células tumorales que hayan podido escapar al bisturí. Si el cáncer se encuentra diseminado en otras zonas del organismo, se emplea la quimioterapia o la terapia hormonal. Aquí también tiene cabida la administración de radioterapia, en zonas concretas donde se encuentren localizados grupos de células cancerosas.

Cirugía. El tipo de intervención quirúrgica depende de la extensión del tumor. Si el tamaño del tumor lo permite, el cirujano puede realizar una lumpectomía, que consiste en la extirpación de parte del tejido mamario. Con la mastectomía, en cambio, se extirpa la mama por completo. Ambas intervenciones pueden requerir la erradicación de los ganglios linfáticos más próximos (situados en la axila).

Radioterapia. Es un tratamiento local, al igual que la cirugía. De hecho, en ocasiones se administra radioterapia después de una intervención quirúrgica, para eliminar las células cancerosas que no hayan sido extirpadas. La radioterapia es una eleva concentración de rayos X dirigida a un punto concreto. Al aplicar este tratamiento tras extirpar un cáncer, los médicos se aseguran de erradicar por completo el tumor.

Quimioterapia. Junto con la terapia hormonal, son los tratamientos más utilizados en cáncer de mama. Los tratamientos hormonales persiguen detener la progresión del cáncer, alterando los niveles de hormonas femeninas. En cambio, la quimioterapia erradica las células cancerosas, destruyéndolas. Estas son las principales familias de quimioterápicos empleados contra el cáncer de mama:

Alquilantes: actúan sobre el ADN evitando que la célula cancerosa se reproduzca. A esta familia pertenece busulfán, cisplatino, ciclofosfamida, dacarbazina, ifosfamida, mecloretamina y melfalán.

Antimetabolitos: interfieren en el crecimiento del ADN y del ARN celular. Se encuentran en este grupo: 5-fluoracilo, metotrexato, gemcitabina, citarabina y fludarabina.

Antibióticos antitumorales: actúan en el ADN deteniendo la acción de ciertas enzimas causantes de la mitosis (división por la que se reproducen las células). Algunos de ellos son la bleomicina, dactinomicina, daunorubicina, doxorrubicina e idarrubicina.

Inhibidores de la mitosis: son sustancias de origen natural que frenan la mitosis (fórmula de reproducción celular). Estos inhibidores incluyen el paclitaxel, docetaxel, etoposida, vinblastina, vincristina y vinorelbina. La quimioterapia se administra generalmente por vía intravenosa , aunque algunas veces pueden darse quimioterápicos por vía oral o incluso intramuscular. Normalmente se deja de una a cuatro semanas entre una administración y otra de quimio. Estos ciclos o cursos los establece el oncólogo según el grado de enfermedad y la tolerancia a los efectos secundarios de la quimioterapia.

Terapia hormonal:

Tamoxifeno:
constituye el tratamiento hormonal utilizado con más frecuencia en el cáncer de mama. Este fármaco evita la liberación de estrógenos, con el fin de que las células afectadas por el cáncer no sigan extendiéndose.

Toremifeno: al igual que el tamoxifeno, es un modulador del receptor estrógenico y parece haber demostrado eficacia en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer de mama.

Progestágenos: estas hormonas se producen de forma natural en el organismo de las mujeres, pero sus derivados artificiales pueden ser útiles en determinados tumores de mama. Junto con los progestágenos, otras terapias hormonales pueden ser la aromatasa, los análagos de la LHRH y la somatostatina, estos últimos suelen utilizarse entre las pacientes postmenospáusicas.

Otros datos
Efectos secundarios.
Náuseas y vómitos: para evitarlos se pueden requerir medicamentos antieméticos (contra los vómitos). El médico le indicará no sólo los que debe tomar antes de la sesión de quimio, sino también los que tendrá que tomar en su casa. Procure beber mucho líquido, pues es útil frente a las náuseas. Irán remitiendo cuando pasen unos días tras el tratamiento.

Pérdida de cabello: a pesar de no ser un efecto grave, es motivo de angustia e insatisfacción para la mayoría de las pacientes, pues influye en la percepción de su propia imagen. Generalmente, la caída del cabello comienza a las dos o tres semanas del primer ciclo de terapia, remite al finalizar el tratamiento y el pelo vuelve a crecer a su velocidad normal.

Irritaciones en la boca: con la quimioterapia son frecuentes las mucosistis o irritaciones bucales. Es un trastorno más molesto que preocupante pues produce ardores en la boca. Para reducir esta alteración se recomienda extremar la higiene bucal y emplear cepillos de dientes con cerdas suaves, que no dañen las encías. También ayudan los enjuagues antisépticos.

Anemia: uno de los efectos secundarios más importantes en la quimioterapia es la reducción de la cantidad de glóbulos rojos en sangre. La anemia se manifiesta a través del cansancio, la debilidad y la palidez extrema. En ocasiones puede requerir una transfusión de sangre. También puede aparecer plaquetopenia o disminución excesiva de las plaquetas (las células sanguíneas que coagulan la sangre en caso de heridas). Este efecto produce un aumento de los hematomas (cardenales) o sangrado en encías y nariz.

Neutropenia: es otro de los efectos más vigilados por los médicos debido a la gravedad. Consiste en la reducción de los glóbulos blancos o leucocitos (las células que nos defienden de la intrusión de elementos patógenos, como virus o bacterias). La neutropenia favorece la aparición de infecciones (fiebre, infección de orina, dolor de garganta). Cáncer de mama en hombres Uno de cada 100 casos de cáncer de mama se produce en un varón.Pese a que la frecuencia es menor que entre las mujeres, los hombres que sufren un cáncer de mama suelen tener un peor pronóstico de la enfermedad. Esta diferencia no se debe a que el tumor mamario en los hombres sea de un peor tipo, sino sencillamente a que se diagnostica bastante más tarde que entre las mujeres sobre todo por desinformación.El riesgo de que un hombre desarrolle cáncer de mama aumenta si lo ha padecido alguien en su familia directa y también si ha sufrido el llamado síndrome de Klinefelter, una alteración por la que no se produce testosterona. Otros factores de riesgo son haber padecido enfermedades testiculares o sufrir sobrepeso. Los tratamientos que recibe un varón afectado por este tumor son los mismos que los aplicados a las mujeres.

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